Por Carolina Goldsman para Ferpectes
Todas y cada una nacimos de un padre y una madre, un macho y una hembra, energía masculina y femenina que en la civilización china se conocen como energías Yang y Yin. Es la unión del Cielo y la Tierra lo que crea la vida, y en este sentido la Carta Natal nos enseña de qué manera fue esta fusión en el instante de nuestro nacimiento. De esta manera, mediante la situación de los planetas, astros y estrellas del Cosmos en el instante de nuestro nacimiento, mezclándose con la energía de los 4 elementos de la Naturaleza, tenemos la posibilidad de comprender una clave de nuestra personalidad.
Lunas de fuego
Si tu signo lunar cae en Aries, León o Sagitario eres una luna de fuego. Esto quiere decir que reaccionas a las novedosas vivencias con seguridad, ímpetu, osadía y entusiasmo. Eres osado y directo. Si tu luna es Aries eres emotivamente fuerte y candente; si está en Leo te chifla permitir y anhelas una relación donde te sientas admirado; y si está en Sagitario te atrae enseñar a el resto tu lado mucho más aventurero y salvaje.
Si tu signo lunar es Tauro, Virgen o Capricornio eres una luna de tierra, lo que quiere decir que reaccionas con tranquilidad y concentración. Tu planeta sensible se apoya en las cosas puntuales y predecibles, con lo que te agradan las relaciones sólidas. Si tu luna es Tauro eres verdadera y cauto; si es Virgen te sientes seguro en la relación en el momento en que eres muy necesitado; y si está en Capricornio priorizas la seguridad sobre todas las cosas.
Expresiones de Rolando Toro
Según las expresiones de Rolando Toro (constructor de Biodanza) “Las indagaciones sobre el simbolismo arquetípico de los 4 elementos, efectuadas por C. G. Jung y Gastón Bach abordaje de la identidad la gente. Cada sujeto tiene elementos de los 4 elementos en diferentes des. Las mayores adversidades en la presencia se generan en el momento en que alguno de estos es imposible manifestar”
“El trabajo de “Biodanza y los 4 Elementos” deja conocer la composición de cada participante y también invita a expresar, a través de el movimiento personal y la danza, el elemento inhibido. El sistema demostró desenlaces espectaculares, gracias a la oportunidad real que tienen los competidores de una transmutación alquímica”
LA PRIMERA DIFICULTAD
El primer inconveniente provocado en estimar relacionar las dos concepciones es que nos encaramos con una tipología de 12 (astrológica) y una de ocho (junguiana). La diferencia reside en que cada elemento astrológico actúa en tres métodos de actividad: cardinal, fijo y mutable. En cambio, Jung divide la modalidad de funcionalidades en 2: extraversión y también introversión. De todos modos -según nuestro Jung dice- en su investigación el primero revela esta división dual, llamándola en primera instancia: activos y pasivos, después reflexivos y también irreflexivos hasta llegar al término definitivo de extraversión y también introversión. Acabado de ahí –al estimar esta división deficiente– agregaría sus 4 funcionalidades. La diferencia entre extraversión y también introversión está dada en el accionar del sujeto en oposición al objeto exterior. En la actitud extravertida, la energía psíquica consciente fluye comunmente en dirección del objeto, pero hay una reacción inconsciente, contraria y segrega, hacia el sujeto. En cambio, en la actitud retraída sucede lo contrario; la persona tiene la impresión de que un elemento opresor desea regularmente afectarla, con lo que procura apartarse de manera continuada. “Todo se abate sobre la persona, que regularmente oprimida por impresiones, si bien no perciba que secretamente está tomando energía psíquica del objeto y pasándola a él mediante su extraversión inconsciente”(3)
Jung en el final de Tipos Sicológicos apunta la imposibilidad de comprender la esencial de esta predisposición básica original; de ahí que se expone un paralelo biológico. Hay 2 métodos en que las especies animales se amoldan a la verdad: o se reproducen formidablemente con un mecanismo inferior de defensa – como las pulgas, piojos y conejos – o procreando poco y creando vigorosísimos mecanismos de defensa, como el porcoespí y el elefante.