El viejo Egipto siempre y en todo momento fué un espacio enigmático y enigmático. Una civilización cuyos enormes logros y entendimientos, muy avanzados a su tiempo, despiertan todavía el día de hoy nuestra admiración y nuestra sorpresa. Por medio de sus magníficos monumentos y maravillas artísticas, contenidos escritos y también inscripciones jeroglíficas, muebles y bartulos rutinarios, los viejos egipcios nos han legado el apreciado testimonio de su planeta. Un planeta mágico y sagrado bendecido por la existencia de los dioses; gobernado por enormes faraones y comandado por insignes sabios como Imhotep, Ptahotep, Hordyedef, Amenhotep hijo de Hapu, Merikara o Amenemope. Y sucede que Egipto fue siempre y en todo momento el país de los sabios, la cuna ancestral de unos hombres y mujeres dotados de enorme visión, aptitud y también sabiduría, cuyas proyectos y realizaciones prosiguen retando a nuestra lógica invitándonos a buscar respuestas.
Pero esta fascinación hacia Egipto no es novedosa, en tanto que ahora en el planeta viejo los sabios helenos y romanos viajaban al país del Nilo en pos de su ciencia y su Sabiduría. En verdad, los tres primordiales autores del pensamiento filosófico heleno, que son Orfeo, Pitágoras y Platón, han recibido instrucción en las academias de sabiduría del viejo Egipto. No nos debe extrañar ya que como realmente bien apunta el instructor Serrano Angosto que: helenos y romanos tengan en cuenta a Egipto como una tierra de sabios, receptáculo de entendimientos ancestrales, el sitio al que hay que ir para formarse y resultar, al fin y al cabo, un pensador. Las biografías de varios de los enormes individuos de todo el mundo heleno tienen dentro, como un tópico, la visita y estancia en Egipto, beneficiándose de los estudios, de la instrucción y de las revelaciones que se reciben, singularmente a través de los curas, que se considera más especial, a los depositarios de esta sabiduría ancestral.
El calendario egipcio
Los egipcios dividieron su calendario en 12 meses de 30 días (con tres estaciones de 4 meses de duración), con 5 días añadidos en el último mes en el final del año. Ya que este calendario no incluía el cuarto de día plus del año astronómico, cada 4 años se perdía un día en la predicción de los hechos, lo que provocaba que fuesen «caminando» en todo el calendario conforme transcurría el tiempo y va ocasionar que fuera popular como el calendario «errante».
<p id="caption-attachment-168" Nut, la diosa egipcia del cielo.
Hijos de Atum (16 de mayo al 15 de junio)
Atum es llamado como el Dios que hay por sí solo. Como dios del sol, con cabeza de carnero, con cabeza de mangosta, o como ave Fénix. Es un dios que representa la sabiduría y se le ha relacionado con Ra, Dios muy venerado en la civilización egipcia.
La gente nacidas bajo el dominio de Atum son muy en compromiso, más que nada en causas sociales, y se entregan al cien% en todo cuanto hacen. Querer la independencia y las ganas de vivir, por esa razón una de sus primordiales aficiones es viajar y conocer mundos nuevos. Al amor les agrada presenciar. Son personas muy sexuales y les agrada que les estimulen las fantasías.
¿La astrología es una ciencia?
La astrología no es una ciencia. Como bastante, puede ser considerada como una pseudociencia: una especialidad que establece sus reglas de juego y que da conclusiones inverificables, irreproducibles y también infalsables, tal es así que escapa a las condiciones mínimas que impone el procedimiento científico. En verdad, no emplea el procedimiento científico en lo más mínimo, sino asiste a distintas tradiciones culturales para ensamblar un alegato propio congruente.
En verdad, la astrología fué poderosamente cuestionada por la ciencia en varias oportunidades, y es objeto de estudio científico por la parte de historia de la civilización y de las ciencias de la religión, esto es, que se le estudia académicamente como un producto cultural de la raza humana. Esto es, la astrología puede ser útil de estudio para las ciencias, pero no forma una ciencia en sí.