<p id="caption-attachment-868" Observatorio astronómico de Gaocheng, construido en el año 1.276
Los primeros registros astronómicos de China son de, aproximadamente, el año 3.000 antes de nuestra era (y entendemos por la presencia de una tumba datada hacia el año 4.000 a. C. que la astrología ahora se empleaba en aquella temporada). En contraste a las civilizaciones occidentales, que empleaban el orto helíaco (la primera aparición de una estrella por el horizonte tras un periodo de «invisibilidad») de estrellas como Sirio, los chinos empleaban las estrellas circumpolares (esto es, las estrellas que, vistas desde un espacio específicamente de la Tierra, jamás se ponen por el horizonte en ningún instante del año) como punto de referencia en el cielo.
Un origen común
La palabra astrología procede del latín y está compuesta por las expresiones άστρον /astron/ ‘estrellas’, y λόγος /lógos/ ‘. Por consiguiente, etimológicamente, la astrología es «el alegato sobre las estrellas», o dicho de otra manera, el estudio de las estrellas. Exactamente la misma arqueología significa el estudio del viejo o la geología es el estudio de la tierra.
Por consiguiente, en un primer instante solo existía la astrología y esta abarcaba el estudio de los astros, los movimientos y la viable predominación sobre la Tierra y los humanos. No obstante, la invención del procedimiento científico en el siglo XVI apartó la astrología en 2 disciplinas muy diferentes: astrología y astronomía.
¿Exactamente en qué se distingue la astronomía de la astrología?
De manera frecuente se tiende a cometer el fallo de estimar como sinónimos la astrología con la astronomía o confundir sus conceptos.
No obstante, es esencial tomar en consideración sus diferencias. Para comenzar, la astrología es el grupo de opiniones que quieren adivinar puntos de la vida de la gente mediante la situación y movimiento de los astros, al paso que la astronomía es una ciencia que estudia la integridad del cosmos.
Otra diferencia visible entre las dos es que la astrología no posee base científica, que es lo opuesto de la astronomía, con lo que los argumentos de la primera no se piensan ciencia.
Ciertas conclusiones
La precesión de los equinoccios.
2 caras de una misma emprendeduría
Para iniciar este paseo histórico, primero debemos ubicarnos popular y culturalmente. Hasta el siglo XVII, tanto la astronomía como la astrología eran 2 facetas de un mismo complejo sistema de conocimiento “técnico” o “profesional” del cielo, que dominaban y desarrollaban ciertos especialistas –los astrónomos/astrólogos–, que solo circulaba entre “matemáticos”, “pensadores” o académicos unidos a elites de la Europa occidental. Este conocimiento formaba una parte de las currículas de enseñanza en marcos de estudios académicos, y la mayor parte de sus expertos como Johannes Kepler, Tycho Brahe y Galileo Galilei desarrollaban la astrología/astronomía como una parte de sus deberes al servicio de cortes imperiales y mecenas.
Ciertas páginas de las Tablas Alfonsías (1483). Como reflejo del conocimiento celeste de la temporada, estas tablas se generaron en España entre 1263 y 1272, bajo la dirección de expertos por encargo del rey Alfonso X de Castilla. Las tablas son una recopilación de datos sobre las situaciones y movimientos de los planetas, en los que asimismo se tienen dentro puntos astrológicos. Alfonso X empleó eruditos cristianos, judíos y musulmanes para traducir proyectos de astronomía árabe al latín y al español, y compilar las tablas basándose en los cálculos del astrónomo al-Zarqali (1029-1087), siguiendo el modelo cosmológico de Ptolomeo. El manuscrito forma parte a la Catedral de Toledo y está en la Biblioteca Nacional de España.