esta la astrologia abierta a nuevos descubrimientos

Por Montserrat Villar (CSIC)*

La creencia en la astrología prosigue muy arraigada en la sociedad. Aún el día de hoy ocasionalmente brincan a sus sucesos instituciones educativas de prestigio que deciden acoger u ordenar tutoriales y congresos aplicados a la astrología, no desde un criterio histórico y crítico, sino más bien para la promoción de las prácticas en teoría adivinatorias. Quizás el misterio de su popularidad está en esa ingrediente sicológica que apela a las conmuevas de la multitud y su necesidad de aferrarse a algo tangible que dé respuestas y dé luz sobre un destino dudoso. En verdad, es destacable la reacción que lúcida entre sus varios seguidores cualquier razonamiento que se presente en oposición a la astrología. Esto de forma frecuente va seguido de virulentas acusaciones de dogmatismo infundado, inquisición al amparo de la ciencia, censura intelectual, etcétera.

El porqué de esta iniciativa de capacitación 

Las instituciones de la salud atraviesan una fuerte transformación, marcada por la tecnología, nuevos descubrimientos, cambios en el accionar de la sociedad y la exigencia de alinearse con reglas de todo el mundo de calidad. Todo ello muestra la necesidad de una mayor profesionalización en la administración.

Es en este complejo ámbito que aparece el Máster de Dirección de Instituciones de Salud. Esta búsqueda fomentar el avance de nuevos entendimientos y mejores prácticas que dejen la administración y administración de las organizaciones.

Una exclusiva profesión: el científico divulgador

El escritor profesional fue una creación de la imprenta. Antes de la llegada de la imprenta, era prácticamente irrealizable ganarse la vida solo como creador. No obstante, la imprenta logró viable que varias personas tengan la posibilidad de vivir solo de su pluma. Una de ellas fue Walther Hermann Ryff (ca. 1500-1548), con bastante el escritor científico alemán mucho más prolífico y mucho más popular. Ryff estudió para boticario, y publicó mucho más de 40 libros, que tuvieron mucho más de doscientas ediciones. De la misma varios escritores populares, copió libremente de proyectos ahora que ya están y de libros académicos traducidos a la lengua vernácula. Ryff conocía a sus leyentes, su lengua y sus intereses. Sus libros, que se vendían en ferias y mercados y que eran organizados por comerciantes itinerantes, se leían por miles, revelando el saber científico de que hasta el momento era coto único de la civilización sabia.

No es asombroso que la proliferación de tratados científicos y médicos en lengua vernácula provocase una contestación enojada de los académicos. El escritor habitual alemán Lorenz Fries se lamentaba de que era “detestado y buscado por los médicos por difundir el arte de la medicina en lengua alemana”. Naturalmente, la cuestión real no era la aptitud de la lengua vernácula para trasmitir los entendimientos médicos. El fondo del enfrentamiento era una preocupación mucho más imperiosa: la proliferación de libros médicos en lengua vernácula incrementó el repertorio de antídotos populares, el primordial contrincante de los médicos en un mercado médico crecientemente competitivo.

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