Si nos imaginamos la vida de los humanos precedentes a la civilización, viviendo en conjuntos de colectores y cazadores, es simple comprender la causa de que la astronomía sea tan vieja como la civilización humana. Nuestro campo visual en el momento en que salimos de resguardo, en campo abierto, queda dividido en 2 mitades, la mitad terrenal donde requerimos estar alerta a lo que nos rodea inmediato para lograr subsistir, y la mitad celestial, donde otro género de elementos inaccesibles semeja desplazarse según leyes completamente diferentes de las que rigen el movimiento de los elementos terrenales.
La astronomía nace en el momento en que el intelecto nuevo de los humanos empieza a ver hábitos regulares y periódicos entre los astros, empieza a entablar los usos de los astros para orientarse, para medir el tiempo, para adivinar el llegada de las estaciones. Para detallar la periodicidad de los fenómenos son primordiales las matemáticas y las medidas exactas. La astronomía y las matemáticas se desarrollan paralelamente allí donde se muestran civilizaciones. Poder adivinar los fenómenos astronómicos (así como eclipse, calendarios lunares o las situaciones de los planetas) es asimismo esencial para detallar una autoridad religiosa y política de las clases dominantes en las civilizaciones emergentes.
Y entonces, ¿por qué razón los astros?
Llegados hasta aquí, podríamos cuestionarnos: ¿y por qué razón examinamos los astros y no otra cosa? ¿Por qué razón la astrología se ha popularizado tanto?
Para comenzar, es esencial rememorar que sí hay otras disciplinas que examinan otros elementos de la vida de forma afín a la astrología. La numerología, por poner un ejemplo, estudia los números de nuestra vida. Y el principio básico es exactamente el mismo: ya que todo es una unidad, logramos hallar información de todo a cualquier cosa.
¿De qué manera se usan las pseudociencias?
Una consecuencia lógica de la exposición continua y reiterada a los contenidos pseudocientíficos es que, por poner un ejemplo, prácticamente un 30% de la población dé a la acupuntura y la homeopatía el carácter de disciplinas muy o bastante científicas, sobre la historia o la economía, como puso de manifiesto la VII Encuesta sobre Percepción Popular de la Ciencia y la Tecnología en España (Fundación De españa para la Ciencia y la Tecnología, 2015). Lo que no semeja tan lógico es que ciertos enseñantes tengan en cuenta la homeopatía una especialidad científica (Oztuna, 2014) o que aun las pseudociencias tengan cabida en la facultad, tanto con apariencia de materias como por poner un ejemplo la optativa 27558 – Enfermería en las Terapias Naturales, que la Facultad del País Vasco ofrecía hasta el curso 2014/15 para el alumnado de tercero; con apariencia de posgrados, como el de Homeopatía, Fitoterapia y Nutrición para Expertos Sanitarios de la UNED (hasta el curso 2015/16) o, aun, másteres como el de Medicina Homeopática de la Facultad de Barcelona (2004-2016 ). Hay que decir, no obstante, que a dios gracias muchas universidades ahora están descartando una gran parte de estas enseñanzas merced a la presión ejercida por los incrédulos en las comunidades, tal como por el profesorado, alumnado y asociaciones de damnificados.
En campos de conocimiento como la economía, la psicología o la biología asimismo han aparecido ideas pseudocientíficas como, por servirnos de un ejemplo, las proposición de la independencia de mercado y la precisa desregulación del mismo, que ciertos economistas neoliberales repiten tal y como si se tratara de un mantra. / Pixabay