Por Montserrat Villar (CSIC)*
La creencia en la astrología prosigue muy arraigada en la sociedad. Aún el día de hoy ocasionalmente brincan a sus sucesos instituciones educativas de prestigio que deciden acoger u ordenar tutoriales y congresos aplicados a la astrología, no desde un criterio histórico y crítico, sino más bien para la promoción de las prácticas en teoría adivinatorias. Quizás el misterio de su popularidad está en esa ingrediente sicológica que apela a las conmuevas de la multitud y su necesidad de aferrarse a algo tangible que dé respuestas y dé luz sobre un destino dudoso. En verdad, es destacable la reacción que lúcida entre sus varios seguidores cualquier razonamiento que se presente en oposición a la astrología. Esto de manera frecuente va seguido de virulentas acusaciones de dogmatismo infundado, inquisición al amparo de la ciencia, censura intelectual, etcétera.
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En el momento en que amigos y familiares no científicos me preguntan de qué signo soy, contesto “positivo”. A mi provocación, que no en todos los casos es tomada con humor, le sucede un invariable “dale, no me afirmes que no tienes idea de qué signo sos”. Y desde este punto se despliegan los vértices de una charla cuyos decibelios el tiempo me enseñó a moderar, y cuya pasión es delgada hermana del enfrentamiento político, o aun del espiritual: la lógica de los devotos de astrología es inmune a mis razonamientos científicos.
El primer punto de discrepancia es la iniciativa de que la astrología tiene mucha ciencia. Con variaciones mínimas, el razonamiento se sostiene en que no solo es ciencia lo que se aprende en las universidades, que hay mucha soberbia entre la multitud que tiene títulos científicos y descalifican la astrología sin entender que de todos modos es una ciencia “diferente de la que estudiaste usted”.
Guardan siempre y en todo momento en el corazón valor para vencer
Pienso que meditar que nuestro trabajo es oponernos a la astrología supone asumir que hacemos bien lo que hacemos. Pero antes de invitar es requisito realizar una celebración a la que el resto deseen ir. La astrología tiene un living con hogar a leña lleno de futones y nosotros una cabaña de madera sin ribetes. Y la vivienda del dueño no se desarma si esto supone dejar de tener dónde vivir.
Te envío un beso colosal,
Aditivos sigilosos y otras malas prácticas
La recolección, transporte, distribución y venta de las frutas se convirtió en las últimas décadas en un mecanismo impresionantemente complejo. La mayor parte recorren aun una cantidad enorme de km antes de su consumo.
Para hallar una gesta afín fué preciso recurrir a una extensa pluralidad de artículos químicos que dejen una recolección precoz de las frutas, su conservación prolongada y sostener apartados cualquier género de agente patógeno que las logre estropear y bichos distintos que logren querer comer -las antes que cualquier humano. .
Todas y cada una estas substancias terminan, de una manera u otra, haciéndose una parte de las frutas y pasando a nuestro cuerpo en el momento en que las ingerimos, de ahí que la máxima recomendación, aparte de lavar bien y mondar cada fruta antes de consumirla, sería verdaderamente priorizar la selección de frutas locales que requieran la menor manipulación y conservación viable, reduciendo de esta forma la oportunidad de consumir aquellas que no hayan cumplido adecuadamente con su desarrollo natural de maduración, viéndose perjudicada nuestra calidad de los nutrientes que deberían aportarnos.
Ningún estudio demostró la eficiencia de la astrología
Las pseudociencias fundamentan su conocimiento en declaraciones vagas que no se tienen la posibilidad de probar a través de el procedimiento empírico, con lo que su rastreo es dependiente de la creencia personal del sujeto. Sara Pierce, en La psicología de las opiniones poco comúnes de la Facultad de Ohio, afirma que los horóscopos y las cartas astrales utilizan especificaciones muy genéricas que tienen la posibilidad de ser aplicadas a varios individuos. La gente que afirman la creencia de que las cartas astrales son verídicas tienden a internalizar los aspectos de personalidad que les atribuyen, pero adaptándolos a sí mismos. De este modo la mayoria de las veces se experimenta que el procedimiento «ha acertado». Esto se conoce como el «efecto Forero» que enseña de qué manera la gente tienden a identificarse y también interiorizar especificaciones vagas sobre sí mismos. O sea, detallar a alguien como «sensible» o «cabecera» acostumbra tener un efecto de aceptación por la parte del receptor, sin importar un mínimo que sea verdad o no. Por otro lado, la teoría del corte de confirmación establece que la gente acostumbran a admitir las declaraciones con las que están en concordancia y omitir las que no. Tal es así que si un astrólogo da 20 declaraciones la gente recordarán con mayor precisión las 8 con las que mucho más se sentían identificadas.
Las premoniciones autocumplidas son falsas opiniones que llevan a su realización al hacerse conocer. Ruiz Martín enseña que si lees en el horóscopo que te va a ir bien al trabajo la semana siguiente se crea a la persona una predisposición de ir al trabajo animado y alegre. Esta semana va a ser buena para la persona por el hecho de que va a haber ido animado y con ganas, no pues lo adivine una pseudociencia. «La persona prosigue el horóscopo como una pauta».