Por Montserrat Villar (CSIC)*
La creencia en la astrología prosigue muy arraigada en la sociedad. Aún el día de hoy ocasionalmente brincan a sus sucesos instituciones educativas de prestigio que deciden acoger u ordenar tutoriales y congresos aplicados a la astrología, no desde un criterio histórico y crítico, sino más bien para la promoción de las prácticas en teoría adivinatorias. Quizás el misterio de su popularidad está en esa ingrediente sicológica que apela a las conmuevas de la multitud y su necesidad de aferrarse a algo tangible que dé respuestas y dé luz sobre un destino dudoso. En verdad, es destacable la reacción que lúcida entre sus varios seguidores cualquier razonamiento que se presente en oposición a la astrología. Esto con frecuencia va seguido de virulentas acusaciones de dogmatismo infundado, inquisición al amparo de la ciencia, censura intelectual, etcétera.
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En el momento en que amigos y familiares no científicos me preguntan de qué signo soy, contesto “positivo”. A mi provocación, que no en todos los casos es tomada con humor, le sucede un invariable “dale, no me afirmes que no tienes idea de qué signo sos”. Y desde este punto se despliegan los vértices de una charla cuyos decibelios el tiempo me enseñó a moderar, y cuya pasión es delgada hermana del enfrentamiento político, o aun del espiritual: la lógica de los devotos de astrología es inmune a mis razonamientos científicos.
El primer punto de discrepancia es la iniciativa de que la astrología tiene mucha ciencia. Con variaciones mínimas, el razonamiento se sostiene en que no solo es ciencia lo que se aprende en las universidades, que hay mucha soberbia entre la multitud que tiene títulos científicos y descalifican la astrología sin entender que de todos modos es una ciencia “diferente de la que estudiaste usted”.
¿Qué es la astrología?
La astrología es el arte de interpretar la configuración y la localización relativa de los astros y sus constelaciones, con objetivos adivinatorios, sicológicos o sencillamente como una manera de hallar patrones útiles en la verdad. El término procede del heleno astró, “estrella”, y lógos, “alegato”.
Hablamos de una práctica milenaria compartida por muchas civilizaciones distintas, como la china, la hindú o la occidental. No es necesario confundirse con la astronomía, la especialidad científica que estudia los cuerpos celestes.
Astrofísica
La astrofísica es una sección mucho más actualizada de la astronomía. Se enfoca en el estudio de los astros como cuerpos de la física para estudiar su composición, composición y evolución. Esta ciencia se inició en el siglo XIX, en el momento en que merced a los fantasmas se ha podido saber la composición física de las estrellas.
Es la rama de la astronomía que estudia los orígenes, la composición, la evolución y el nacimiento del cosmos en su grupo.
El Zodiaco
El pueblo caldeo-asirio inventó el Zodiaco de 18 constelaciones, más allá de que más tarde llegó a ser de 11 y tras 12 como los meses del año basado en las lunaciones. Esto deja a un lado constelaciones como Ophiucus, que tiene una extensión temporal de prácticamente tres ocasiones mucho más que el signo de Escorpio, pero que fué descartada del grupo, sin explicación alguna por la parte de los astrólogos.
La astrología y sus signos es dependiente de las civilizaciones que consideremos: babilónica, egipcia, grecolatina, china, de Japón, centrosudamericana, etcétera. ¿De qué forma es viable? ¿Con cuál quedarnos? Ninguna contestación de los astrólogos.