Por Montserrat Villar (CSIC)*
La creencia en la astrología prosigue muy arraigada en la sociedad. Aún el día de hoy ocasionalmente brincan a sus sucesos instituciones educativas de prestigio que deciden acoger u ordenar tutoriales y congresos aplicados a la astrología, no desde un criterio histórico y crítico, sino más bien para la promoción de las prácticas en teoría adivinatorias. Quizás el misterio de su popularidad está en esa ingrediente sicológica que apela a las conmuevas de la multitud y su necesidad de aferrarse a algo tangible que dé respuestas y dé luz sobre un destino dudoso. En verdad, es destacable la reacción que lúcida entre sus varios seguidores cualquier razonamiento que se presente en oposición a la astrología. Esto de forma frecuente va seguido de virulentas acusaciones de dogmatismo infundado, inquisición al amparo de la ciencia, censura intelectual, etcétera.
En el momento en que lanzan su ataque
Como señalé antes, la astrología, el desarrollo y la aceptación vienen a través de una iniciativa de reconstrucción de nudos comunitarios, con lo que constituyen una alguna demografía (sobre la aceptación está muy bueno eso que afirma María Promesa en su nota: que en el momento en que Nancy Reagan mencionó que consultaba a un astrólogo en 1988 fue un escándalo en el que se cuestionó su papel público, el día de hoy en el momento en que los políticos lo dicen como máximo se les broma). No es que se cree en la astrología y solamente, como en todo, hay una secuencia de asociaciones con otros intereses que se comprueban en tendencias grupales. Yo, por poner un ejemplo, me formé en el punk. Es esperable que sienta una particular adscripción al nihilismo, que sea vegevegana, que utilice campera de (no)cuero con corte ramonero y que sea antifascista. No todas y cada una la gente que se formaron en un sótano inundado de birra encajan en esta serie ideológica y de consumos, pero yo no dejo de ser un cliché.
Entonces, comentando del estímulo comunitario de otras prácticas que normalmente se solapan con la astrología, Karina apunta que “por poner un ejemplo, las redes de acompañamiento de mujeres en el instante del trabajo de parto habían empezado a quebrarse pues muchas trabajaban fuera del hogar y no tenían disponibilidad para acompañar a otros en estos procesos. En este sentido, la hospitalización asistió a las que contaban con menos elementos materiales y humanos, les sacó poder, ese contacto con otras mujeres y sus saberes, pero les aseguró un almuerzo y una cama (…) Además de esto, estos saberes ancestrales el día de hoy se estudian , se lee sobre ellos en libros, circulan medianamente por las comunidades, se distribuyen en ciertos acontecimientos como los ENM, y nuevamente, en la situacion de las mujeres de ámbitos medios urbanos, se amoldan a sus ocasiones y estilos de vida”. Entonces, no se habla solo de astros, sino más bien de una manera de cuestionar qué procesos han descartado estos saberes, de forma frecuente estudiándolos desde las ciencias formales.
¿Qué pronostica la astrología sobre el ámbito mundial?
La promesa volverá a escala mundial merced a entre los hechos mucho más aguardados de 2022: el tráfico de Júpiter por Peces. Va a haber un enorme desarrollo en las artes, diversión y cultura pop; la gente se van a sentir mucho más inspiradas lo que se reflejará la televisión, música y temas espirituales, anotó Thomas.
“Van a nacer nuevos formatos de diversión, espectáculos, artistas y métodos a lo largo de la próxima década”.