Año 20 Número 76 – Marzo 2022
Por Leandro Abaroa
COMPRAR HOY TU EJEMPLAR
Cuánto no qué signo soy, contesto «positivo». A mi provocación, que no en todos los casos es tomada con humor, le sucede un invariable “dale, no me afirmes que no tienes idea de qué signo sos”. Y desde este punto se despliegan los vértices de una charla cuyos decibelios el tiempo me enseñó a moderar, y cuya pasión es delgada hermana del enfrentamiento político, o aun del espiritual: la lógica de los devotos de astrología es inmune a mis razonamientos científicos.
El primer punto de discrepancia es la iniciativa de que la astrología tiene mucha ciencia. Con variaciones mínimas, el razonamiento se sostiene en que no solo es ciencia lo que se aprende en las universidades, que hay mucha soberbia entre la multitud que tiene títulos científicos y descalifican la astrología sin comprender que de todos modos es una ciencia “diferente de la que estudiaste usted”.
Origen de la astrología
La astrología tiene múltiples orígenes, en tanto que el interés por conseguir sentidos entre los astros del firmamento nocturno ha acompañado a la raza humana desde las civilizaciones mucho más viejas, como la china, la india, la maya o la mesopotámica. Existe prueba de intentos astrológicos que datan de hace 25.000 años.
No obstante, la tradición astrológica occidental empezó en Babilonia y el Viejo Egipto, cerca de 2.
000 años a. C., relacionado con la religión y con la toma de resoluciones de los reyes. Por servirnos de un ejemplo, en una sucesión de rollos llamados los Contenidos escritos de los Tiempos del Viejo Testamento, se enseña que Gudea, gobernante de Lagash, recibió de los dioses la explicación en relación a qué constelación convenía mejor para edificar el nuevo templo.
El Zodiaco
El pueblo caldeo-asirio inventó el Zodiaco de 18 constelaciones, más allá de que más tarde llegó a ser de 11 y tras 12 como los meses del año basado en las lunaciones. Esto deja a un lado constelaciones como Ophiucus, que tiene una extensión temporal de prácticamente tres ocasiones mucho más que el signo de Escorpio, pero que fué descartada del grupo, sin explicación alguna por la parte de los astrólogos.
La astrología y sus signos es dependiente de las civilizaciones que consideremos: babilónica, egipcia, grecolatina, china, de Japón, centrosudamericana, etcétera. ¿De qué forma es viable? ¿Con cuál quedarnos? Ninguna contestación de los astrólogos.