Año 20 Número 76 – Marzo 2022
Por Leandro Abaroa
COMPRAR HOY TU EJEMPLAR
Cuánto no qué signo soy, contesto «positivo». A mi provocación, que no en todos los casos es tomada con humor, le sucede un invariable “dale, no me afirmes que no tienes idea de qué signo sos”. Y desde este punto se despliegan los vértices de una charla cuyos decibelios el tiempo me enseñó a moderar, y cuya pasión es delgada hermana del enfrentamiento político, o aun del espiritual: la lógica de los devotos de astrología es inmune a mis razonamientos científicos.
El primer punto de discrepancia es la iniciativa de que la astrología tiene mucha ciencia. Con variaciones mínimas, el razonamiento se sostiene en que no solo es ciencia lo que se aprende en las universidades, que hay mucha soberbia entre la multitud que tiene títulos científicos y descalifican la astrología sin comprender que de todos modos es una ciencia “diferente de la que estudiaste usted”.
El rabino de Aish responde:
Gracias por tu esencial pregunta. La creencia judía es que la astrología es una fuerza real. Pertence a los medios que Dios puso en el planeta para encauzar las fuerzas espirituales hacia el planeta físico (Además de esto esto es que para el judaísmo, no es una fuerza sin dependencia de Dios, ya que no existe determinada cosa). La gente se ven influidas por componentes como el día de la semana en que nacieron y la constelación predominante en el instante de su nacimiento (véase particularmente Talmud, Shabat 156a). En determinado nivel, el zodiaco asimismo dirige las fuerzas que fluyen hacia la tierra en todos y cada instante y tienen la posibilidad de usarse —grosso modo— para adivinar hechos futuros.
Más allá de que la ciencia de la astrología prácticamente se dejó de lado hoy en día, las civilizaciones viejas estaban considerablemente más familiarizadas con ella.
Mesopotamia y los babilonios
Una rueda zodiacal en un mosaico del siglo VI de una sinagoga en Beit Alpha Israel, que tiene dentro elementos greco-bizantinos. (Fotografía: Wikimedia Commons, Dominio público)
Los sumerios en Mesopotamia, una zona histórica de Asia occidental, fueron los primeros en ver los movimientos de los planetas y las estrellas. Cerca del 3000 a. C., registraron y también identificaron las constelaciones y patrones sobresalientes. En Mesopotamia, los babilonios se transformaron en los primeros enormes astrónomos. Continuando con la investigación de los sumerios, los babilonios hicieron la primera rueda zodiacal.