razones para creer en la astrologia

Por Montserrat Villar (CSIC)*

La creencia en la astrología prosigue muy arraigada en la sociedad. Aún el día de hoy ocasionalmente brincan a sus sucesos instituciones educativas de prestigio que deciden acoger u ordenar tutoriales y congresos aplicados a la astrología, no desde un criterio histórico y crítico, sino más bien para la promoción de las prácticas en teoría adivinatorias. Quizás el misterio de su popularidad está en esa ingrediente sicológica que apela a las conmuevas de la multitud y su necesidad de aferrarse a algo tangible que dé respuestas y dé luz sobre un destino dudoso. En verdad, es destacable la reacción que lúcida entre sus varios seguidores cualquier razonamiento que se presente en oposición a la astrología. Esto con frecuencia va seguido de virulentas acusaciones de dogmatismo infundado, inquisición al amparo de la ciencia, censura intelectual, etcétera.

El horóscopo como diversión

Si bien no eres fiel, el horóscopo tiene su apariencia entretenido, a ciertos solo les agrada ver las estrellas, otros solo tienen por práctica comprobar la sección del períodico encargada de esto, y en ciertos casos solo tiende a ser un tema de charla para salir de la rutina.

Si ignoras cuál es tu signo zodiacal, puedes identificarlo según la fecha y hora de tu nacimiento. Ese día los astros estaban ajustados de determinado modo, allí es donde se muestran tu signo del sol, la luna y los ascendentes que van a determinar tu personalidad, tus conmuevas y la máscara con la que te proyectas públicamente respectivamente. Además de esto está la creencia de que los signos se influencian por entre los 4 elementos de la naturaleza, Fuego, Tierra, Aire y Agua, definiendo el temperamento de la persona. Se frecuenta decir que los signos de Fuego son interesados y activos; los de Tierra materialistas en pos de seguridad; los de aire sociables y sociales; y los de agua sensibles y también intuitivos.

La magia está en el pensamiento

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Y es bastante más frecuente en los mayores de lo que tú crees. Como un producto de NY Times enseña: “La investigación revela que los hábitos del tan llamado pensamiento mágico –las opiniones, por poner un ejemplo, de que querer mal a un compañero detestable o familiar quizás lo realice enfermar– es bastante más habitual de lo que la multitud reconoce… el pensamiento mágico subyace en un cosmos, con frecuencia no visto, de pequeños rituales que acompañan a la multitud en todo instante del día”.

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