Por Montserrat Villar (CSIC)*
La creencia en la astrología prosigue muy arraigada en la sociedad. Aún el día de hoy ocasionalmente brincan a sus sucesos instituciones educativas de prestigio que deciden acoger u ordenar tutoriales y congresos aplicados a la astrología, no desde un criterio histórico y crítico, sino más bien para la promoción de las prácticas en teoría adivinatorias. Quizás el misterio de su popularidad está en esa ingrediente sicológica que apela a las conmuevas de la multitud y su necesidad de aferrarse a algo tangible que dé respuestas y dé luz sobre un destino dudoso. En verdad, es destacable la reacción que lúcida entre sus varios seguidores cualquier razonamiento que se presente en oposición a la astrología. Esto con frecuencia va seguido de virulentas acusaciones de dogmatismo infundado, inquisición al amparo de la ciencia, censura intelectual, etcétera.
CINE
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Anunciado en shared by ShowsNmovies_ja apelación a lo ancestral de la astrología deba ver precisamente con introducirse en este fenómeno tan complejo sobre el que terminamos de charlar para producir un negocio (no lo digo como teoría conspirativa, eh, sino más bien como interpretación del fenómeno ). De lo que no existe duda es que marcha. Y realmente bien.
“¿Por qué razón las proposiciones con talleres de astrología agotan entradas y las ciencias ni se muestran entre las ocupaciones de la grilla en varios festivales feministas? Bajo mi punto de vista, esto debe ver que la comunicación pública de la ciencia falla a promover la participación. Esto se ve precisamente en la manera de determinar la importancia de la socialización de uno u otro conocimiento. En la situacion de las ciencias, la relevancia de la comunicación pública está predefinida, tal y como si esta definición pudiese darse por fuera de la apropiación eficaz por la parte de la red social de estos saberes. Somos los comunicadores científicos quienes consensuamos que la circulación de estos entendimientos es importante y desde ahí lo transmitimos. En la situacion de la astrología, en cambio, lo que resalta es su imposición en agenda desde un desarrollo inverso. Los públicos son quienes se apropian de esta información y la reproducen y convierten. Esto asimismo se expresa en una comunicación científica muy orientada a la vocación.
¿Qué es el efecto Forer?
El efecto Forer, popular asimismo como el efecto Barnum, sucede en el momento en que un individuo admite como válido una aseveración sobre sí, puesto que piensan que procede de una fuente confiable. En otras expresiones, la gente son víctimas de la falacia de la validación personal, admitiendo como propias generalizaciones que tienen la posibilidad de ser válidas para cualquier sujeto.
El nombre de este efecto proviene del sicólogo Bertram R. Forer, quien halló que la mayor parte de la gente admitían estas especificaciones vagas como personales y atinadas, conque logró un ensayo en 1948, en el que entregó un conjunto de declaraciones a sus alumnos como producto de un test de personalidad y solicitó que evaluaran sus desenlaces, aseverando si eran atinados. Lo que no sabían sus alumnos es que todos tenían exactamente la misma hoja de desenlaces que afirmaba esto: