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Por si acaso alguien no se ha enterado, el día de hoy nos encontramos de celebración, cumpleaños, centenario y celebración. Entramos de lleno en el centenario de Alfonso X. Pero asimismo se cumplen prácticamente 800 años de la traducción al español de una genuina joya de la civilización oriental, mediterránea, toledana, de españa y europea. Todo al unísono, sin complejos. Por el hecho de que el Libro de las Cruces es el reflejo de una cultura que, siendo local, era al unísono global.
El español, la lengua de los reyes
Verdaderamente, ahora Fernando III había hecho del español, cuando menos en la práctica, la lengua oficial de Castilla: es él el que empieza el sendero.
Antes aun de ser rey tanto de Castilla como de León, ahora se había preocupado por llevar a cabo ciertos de sus escritos entendibles para quien no dominara el latín, la lengua predominante en la escritura. El romance utilizado de ahí que, por supuesto, fue el español.
UN ESLABÓN ENTRE PTOLOMEO Y COPÉRNICO
Lamentablemente, las tablas auténticos manuscritas en español no se han preservado. En verdad, la obra desapareció a lo largo de medio siglo, hasta el momento en que en 1321 se causó en París una versión en latín cuyas copias comenzaron a circular por Europa. De esta manera, las Tablas Alfonsías se transformaron desde hace tiempo en el instrumento mucho más habitual en Occidente para calcular las efemérides o situaciones de los astros, usadas asimismo por los astrólogos para elaborar sus conjeturas. La primera versión impresa apareció en 1483 en Venecia. La segunda edición se publicó en 1492, y una de esas copias fue conseguida por un joven estudiante de la Facultad de Cracovia (Polonia) llamado Nicolas Copérnico.
Las Tablas Alfonsías eran un registro de datos astronómicos de la observación del firmamento desde Toledo
Bibliografía:
José Ignacio Carmona Sánchez: (1ixagb_1) España Mágica (Nowtilus, 2012)
La producción cultural de Alfonso X se puede agrupar cerca de múltiples bloques: proyectos científicas y paracientíficas, proyectos doctrinales y educativas, proyectos legales, historiografía y poesía. En la mayoría de los casos, tiene una prominente vocación práctica y forma, en grupo, un magnífico elogio del comprender, como una condición liberadora, que puede conducir al hombre a coronar de forma exitosa sus ideas. Está dirigida a comprender y accionar sobre la naturaleza y el destino (ciencia), a sugerir una sucesión de consejos sobre ética y conducta (didactismo), a sentar las bases de una organización popular fundamentada en el bien común (proyectos legales) y proveer los pilares de una identidad colectiva y de una conciencia histórica (historiografía.
Su tarea y su obra es larga y su mérito está reconocido extensamente y de ahí que el alias del “Sabio” ahora además de esto, como curiosidad” se le acostumbra asociar a la creación de algo tan propio de este país como es la tapa: “Se asigna al Rey el orden que se sirviese con la bebida en todas y cada una de las fondas de Castilla una pequeña porción de comida, frecuentemente cecina o queso, los que Cervantes llamaba interesantes de la sed y Quevedo avisillos, en el siglo XX llamados?tapas, a fin de postergar la embriaguez y también evitar las riñas y desazones provocadas por esta al irse de las verdecillos y fondas.